LA FORMACIÓN LINGÜÍSTICA BASADA EN COMPETENCIAS

LA COMPETENCIA LINGÜÍSTICA Y LAS COMPETENCIAS COMUNICATIVAS



Plantear hoy una formación lingüística basada en las competencias se vincula con nuestra pertenencia a una sociedad capitalista en la que las élites o grupos dirigentes controlan los capitales, los sistemas productivos y la gestión de los recursos. Sin embargo, a diferencia de la sociedad industrial este control se refiere más a los bienes intelectuales que a los materiales. Como consecuencia de ello, estamos asistiendo a la aparición de un fenómeno de escisión social que se ha denominado sociedad dual o sociedad  de los dos tercios, en la que un sector privilegiado de la sociedad tiene una relación favorable con el mercado laboral (trabajos fijos y bien remunerados), otro grupo tiene una relación eventual con el mercado laboral y el último está formado por personas excluidas permanentemente del mercado de trabajo. Este proceso de fragmentación social viene determinado en gran medida por el nivel de instrucción de la población y por su acceso a la formación en información.
La forma en que se organiza la información y la manera de transmitirla son las propias de una determinada cultura que coincide con la de los grupos privilegiados.
Las diferentes habilidades (académicas, prácticas y colectivas) que utilizan las personas se asientan sobre una base comunicativa, por lo que bien podrían ser base para procesos de transformación personal y social.
En este marco, la competencia, concepción abarcadora del conocimiento lingüístico y noción clave para comprender el proceso de adquisición  y desarrollo lingüístico en general, tiene su fundamento en las distintas visiones teóricas a que dio lugar la dicotomía chomskiana de competencia y actuación, así como la ya clásica réplica de Hymes (autor que entiende la competencia en un contexto de uso que obliga a explicar los idiomas y su aprendizaje en escenarios alejados del "Jardín del Edén" del idealismo innatista).
Por su parte, Chomsky (1965) llama "competencia" al conocimiento de un sistema homogéneo comprobable en el hablante/oyente ideal, y a su realización efectiva la denomina "actuación". Todo lo que es norma para los procesos generativos en el habla es competencia. El habla, en cambio, es realización con diferentes limitaciones que están relacionadas con las condiciones del hablar. En el habla se comprueban eventuales desviaciones con respecto a la competencia, es decir, realizaciones incompletas, insuficientes o incluso, erróneas. Según N. Chomsky, de los hechos de la actuación, en sí mismos caóticos, hay que deducir el correspondiente sistema de reglas en el que se basa la actuación.
Frente a la concepción chomskiana de la competencia lingüística, Dell Hymes expone el concepto de competencia comunicativa, criticando el concepto de "hablante-oyente ideal". Sostiene que el hablante con el fin de comunicar lingüísticamente de manera apropiada tiene que estar en posesión no sólo de un sistema de reglas, como el definido por el concepto chomskiano de competencia lingüística, que comprende reglas sintácticas, fonológicas y semánticas, sino también de un sistema de reglas que establezca de modo pertinente la relación de aquellas reglas con el contexto de situación en el que el hablante realiza sus actos de habla. Es decir, la competencia comunicativa implica la necesidad de reglas que permitan transmitir oraciones gramaticalmente bien formadas, pero implica, también, obligatoriamente una dimensión pragmática, puesto que la aceptabilidad de una frase (o de un texto) depende, en gran parte, de factores pragmáticos.
Según T. A. van Dijk, la competencia comunicativa se adquiere en un contexto histórico-social (la adquisición de reglas textuales, por ejemplo, depende en gran medida de elementos socioculturales), y se ejerce sólo en un contexto social conformado históricamente, incluso cuando los interlocutores parecen estar limitados a la esfera de su intimidad. No existe creatividad humana atópica y acrónica, ni existe creatividad lingüística, en particular, que no esté seleccionada siempre en circunstancias históricas y sociales.
Estas críticas, si bien es cierto que no invalidan aspectos fundamentales de la teoría chomskiana, obligan, en cambio, a reconsiderarla en el sentido de formular una teoría que articule satisfactoriamente, y con rigor científico, la biología de la semiosis y los mecanismos histórico-sociales de la significación y comunicación humanas.

UNA NUEVA PROPUESTA PARA REPENSAR PRÁCTICAS PEDAGÓGICAS BASADAS EN LA FORMACIÓN LINGÜÍSTICA POR COMPETENCIAS


La formación lingüística basada en competencias asume a la lectura y la escritura como una oportunidad constante de aprendizaje y crecimiento que nos permite descubrir el pensamiento de otro, entender la divergencia, ampliar, confrontar y comunicar nuestra visión del mundo y de la vida. En este sentido, retomamos las ideas de Paulo Freire cuando señala que la importancia del acto de leer no consiste en descifrar lo leído, sino más bien en interpretar la realidad donde uno vive. Por esto, la lectura de la realidad precede a la lectura de la palabra, y la lectura de la palabra implica una continua lectura de la realidad.


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