Hablamos un mismo idioma. Este hecho nos hace partícipes de una misma comunidad idiomática y herederos de un acervo lingüístico común. Sin embargo, en el transcurso de la historia las vivencias particulares de cada pueblo y el contacto intercultural y lingüístico propiciaron formaciones lingüísticas diferentes.
Estas variedades lingüísticas son inherentes a una lengua en expansión histórica y geográfica: diferencias en la articulación de consonantes y vocales; en los usos morfosintácticos; en la entonación y en el léxico.
En Hispanoamérica las diferencias en los usos lingüísticos están demarcadas por:
Estas variedades lingüísticas son inherentes a una lengua en expansión histórica y geográfica: diferencias en la articulación de consonantes y vocales; en los usos morfosintácticos; en la entonación y en el léxico.
En Hispanoamérica las diferencias en los usos lingüísticos están demarcadas por:
- Diferencias diatópicas: derivadas de su proceso de expansión y del contacto con distintas lenguas autóctonas.
- Diferencias diastráticas: por las diferencias en las competencias lingüísticas de los individuos, podemos distinguir un uso de la lengua según los grupos o estratos sociales.
- Diferencias diafásicas: cada hablante, según las circunstancias de la comunicación (el tema, el interlocutor, su estado de ánimo) alterna estilos de lengua.
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